Detecté que algunos conceptos (como coaching o influencia) no están del todo claros aún, por lo que este tipo de herramientas pueden ser útiles no solo para evaluar, sino también para identificar puntos débiles en el aprendizaje del grupo.
En lo personal, también fortalecí habilidades de síntesis y claridad comunicativa, ya que tuve que traducir ideas complejas en definiciones breves y comprensibles. Esta experiencia me demostró que, más allá del contenido, la forma en que enseñamos o evaluamos puede potenciar (o dificultar) la comprensión y motivación de los demás, algo clave en cualquier rol de liderazgo.
Además, el diseño del juego me permitió practicar empatía cognitiva, es decir, ponerme en el lugar de los compañeros al momento de redactar las pistas, anticipando qué nivel de dificultad era el adecuado para que el juego fuera desafiante pero accesible. Esta habilidad es esencial para comunicar eficazmente y liderar equipos diversos.
Otro punto que valoré fue la necesidad de tomar decisiones rápidas, por ejemplo al elegir entre palabras similares o definir si una pista era demasiado técnica. Esto se relaciona con la toma de decisiones en entornos reales de trabajo, donde muchas veces se necesita claridad y criterio sin caer en la sobrecomplicación.
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Tomas Boismene